FOTOGRAFÍA: Manuel Castillo
El
sábado 20 de octubre recién pasado tuve la oportunidad de asistir al evento
Festival Guatemala, organizado por el cantautor guatemalteco Carlos Hernández,
mejor conocido como El Gordo.
Desde
el momento en que El Gordo lo anunció a través de las redes sociales decidí asistir a este evento ya que la propuesta era de poner en
escena a proyectos nacionales que tocan música original. Luego al leer el
cartel de artistas me emocioné aún más, ya que era una gama bien variada de estilos.
El
festival inició alrededor de la dos de la tarde, cuando Ishto Juevez acompañado
de su guitarra y su peculiar estilo pisó el bien montado escenario. Luego se
hizo acompañar de un amigo que se encargó de tocar la batería. La presentación
del Ishto Juevez fue espectacular. Llena de buena vibra y su música plagada de
mensajes de paz y unidad que sabe transmitir con tanta felicidad sobre el
escenario.
Luego
de la presentación de Ishto Juevez fue el turno de Los Supersónicos. Una banda
que su principal sonido es el funk, pero con ciertos matices de rock. Sus
llamativos trajes y la buena ejecución musical hacen que sea un buen
espectáculo tanto visual como musical. Precisamente durante la presentación
cayó un poco de lluvia lo cual hizo que los asistentes se refugiaran bajo los
toldos, pero desde lo lejos reconocían el talento aplaudiendo y vitoreando. Yo
por mi parte decidí aguantarme la llovizna y me quedé enfrente del escenario
disfrutando el show.
Al
finalizar la presentación de Los Supersónicos mi estómago me empezó a pedir un
poco de alimento. Me dirigí al toldo donde estaban las mesas y las ventas de
comida y degusté de un delicioso shuco y unas tortillas con carnitas y
chicharrón, que por cierto estaban excelentes. Hasta en la comida sentí que el
evento estaba dirigido especialmente para mí ya que el cerdo es de mis comidas
favoritas.
En
lo que saciaba mi hambre, empezó Raúl Aguirre a tocar. Debo confesarles que la
música que escuché de él antes del festival no me emocionaba mucho que digamos,
no porque sea mala, sino porque el género no es lo que yo acostumbro escuchar. Al ver la presentación en vivo la situación cambió.
Las canciones sonaron mucho mejor en vivo que en estudio y se lo atribuyo a la
energía del propio Raúl Aguirre y al talento de los músicos que lo acompañaron.
Domingo
Lemus subió al escenario luego de la presentación de Raúl Aguirre. Si no lo sabían
él es el actor principal de la película Puro Mula, que por cierto también se
las recomiendo. La verdad al ver a Domingo se le es muy difícil a uno separar
el personaje de la película, pero al escucharlo me olvidé de Joel Fonseca. Su
música la considero como una buena mezcla de estilos. Yo no soy crítico de
música ni nada por el estilo pero identifico sonidos de rock, blues, folk y un
poquitín de cumbia. Sus letras lo invitan a uno a reflexionar sobre la realidad
nacional y su música hace que uno mueva el esqueleto. Tuve la fortuna de
adquirir uno de los discos que tenia a la venta y hasta me dijo que con
descuento especial porque le caí bien. Yo le creí.
Ya
con la noche a la vuelta de la esquina subió al escenario Tijuana Love. Este
grupo que mezcla sonidos latinos, con funk y algo de house. Nunca había tenido
la oportunidad de verlos en vivo y solo los había escuchado en internet. Sus
beats, las percusiones, las líneas de bajo, los raspados “funkosos” de la
guitarra y la voz del Canche Zarco hicieron que los asistentes bailáramos al
mismo tiempo que éramos invitados a vivir bajo una cultura del amor. Ver a Tijuana
Love fue una buena experiencia y una muestra de la diversidad musical que
existe en este bendito país.
Entrada
la noche fue el turno del cubano (ya casi guatemalteco) Michel Peraza. Recuerdo que la primera y única
vez que lo había visto actuar en vivo fue hace unos 12 o 13 años en un festival sobre la
calle Santander en Panajachel, Atitlán. Yo he de haber tenido precisamente 12 o
13 años. Esa vez habíamos salido a cenar junto con mi primo y mis tíos y nos
topamos con la sorpresa del concierto sobre la calle. En ese momento me llamó
mucho la atención ver a aquel hombre de pelo largo acompañado de una guitarra
brincando en el escenario mientras cantaba. Se podría decir que fue el primer
concierto al que asistí en mi vida, aunque solo estuve a lo máximo una hora ya
que era muy pequeño como para quedarme solo. Al verlo en vivo en el Festival
Guatemala me transporté a ese momento de mi niñez y pude darme cuenta que sigue
siendo tan energético como aquella vez que lo vi. La verdad Michel Peraza es un
músico que todos tendríamos que ver en vivo más de alguna vez en nuestras vidas.
Con
la oscuridad de la noche y alumbrados únicamente por las luces del escenario
salió Claudia Armas. Personalmente era de lo que más había esperado escuchar.
Solo una vez había podido escuchar a esta talentosa cantautora en un show
acústico en el Teatro de Cámara, abriendo el recital al propio Gordo. Desde esa
vez me volví seguidor de su música y tenía mucha curiosidad de ver un show
“eléctrico” de ella. Las expectativas fueron totalmente superadas. Hizo alusión
a la Revolución del 44, algo que me agradó mucho, inclusive nos alentó a vivir
una revolución para cambiar nuestra realidad, pero sin utilizar armas. El
momento cúspide de su presentación fue cuando apareció un joven rapero de 19 años llamado Kontra en el
escenario e hizo una improvisación. Nadie esperaba una mezcla de hip hop en una
presentación de Claudia Armas y creo que nadie tiene queja alguna. La
versatilidad y el talento de Claudia Armas puede hacer que incluso un fragmento de
rap case a la perfección en uno de sus temas.
Luego
del turno de Claudia Armas, Plan Beta subió al escenario. A ellos los conocí luego que los anunciaron en el cartel del festival. La música que escuché de
ellos en línea me gustó mucho. Presentan un blues bien mezclado con rock &
roll. Para nuestro deleite musical la ejecución de este grupo es impecable, y
así como se escuchan en estudio, suenan en vivo. Nos pusieron a brincar y a
corear su canción “Me van a matar” que justo proyectaron en la pantalla antes
de iniciar su presentación. Fue otra acertada elección para este festival.
Ya
con la presencia de todos los integrantes de Cósmica pudieron finalmente subir
al escenario. Esta banda es una de mis favoritas actualmente. Tienen una
propuesta original y fuera de lo común del menú artístico existente en
Guatemala. La primera vez que los escuché en vivo fue nada más que para el
último concierto de Café Tacvba en nuestro país. Con lo poco que les entendí
esa vez, debido a que el sonido que a ellos les pusieron estuvo pésimo en esa
ocasión, me volví seguidor de la banda. Esta vez contaron con un sonido
espectacular, gracias a la buena organización del evento y retumbaron como
ellos saben hacerlo. Empezaron su show con mi canción favorita, Tercer Planeta,
del disco Autómata. Desde ese instante floté fuera de mí, tal y como dice la
canción. En los intermedios de sus canciones interactuaron con el público y
regalaron discos, precisamente el Autómata, y de compilado del Libros X
Música. Incluso le regalaron su disco a aquél exigente que se acercó al
escenario a reclamar su copia. Ellos mismos anunciaron que esta sería una de
las últimas veces que escucharemos ese sonido de Cósmica, ya que nos están
preparando nuevos sonidos. Hay que esperar esa evolución, que por la calidad de
músicos que son, estoy seguro que será igual o mejor aún de lo que hemos
escuchado hasta ahora.
Y
por fin, llegó el turno del que hizo todo esto posible. El gran Gordo. Era el
momento que todos los asistentes, incluyendo a los demás artistas, estábamos
esperando. Se plantó en el escenario con la sencillez que lo caracteriza. Con
guitarra en mano y acompañado de buenos músicos, el Gordo es un monstruo
musical. Con canciones que lo hacen a uno llenarse de melancolía, alegría,
bailar, incluso brincar de arriba abajo, en fin un repertorio para todos los
gustos y toda clase de emociones. En todo momento agradeció a los demás
artistas y a todos los colaboradores y asistentes, pero todos estamos
agradecidos con él por hacer tan agradable evento que nos hizo salir de lo
cotidiano y disfrutar buena música hecha en nuestro país. Sin lugar a dudas, y
con el respeto de los demás proyectos, fue la mejor presentación de la noche.
Y
así, al finalizar la presentación del Gordo, que la verdad a todos nos dejó
picados con escuchar más de su música, empezó Señor Juan. Esta vez nos prepararon
un show diferente. No estuvo presente el cantante I-Tröll, y el show fue de
puro Dub. En mi opinión su participación fue excelente, pero creo que el
público presente no está muy acostumbrado al género. La verdad que esta “Dub
Session”, como ellos le llamaron, fue de alta calidad aunque pienso que si
hubiera estado presente I-Tröll, el público se hubiera prendido más y así tener
una mejor interacción con la banda. Ojalá en próximas presentaciones cuenten de
nuevo con él.
Así
fue como finalizó este evento. Creo que por cuestiones de tiempo ya no pudo
salir el DJ Fla K.O. Yo me quedé con las ganas de bailar al ritmo de los beats
de este buen DJ de la Bacteria Soundsystem, pero seguro en otra ocasión será.
En
resumen el evento fue genial. Los artistas todos increíbles y muy amigables con
el público. El sonido excelente. Ha sido de los eventos de artistas nacionales
que mejor sonido ha tenido, al menos de los que yo he asistido.
La
única mala nota fue la poca afluencia de público. Creo que hay que hacer una
llamada de atención al público guatemalteco. Siempre estamos viendo para afuera
pidiendo que nos traigan a “x” o “y” artistas, pero no vemos para adentro y nos
perdemos de tan buenas experiencias. No está mal que venga gente de fuera, pero
así como asistimos a esos eventos a pesar de los altos precios, debemos asistir
a eventos de artistas nacionales que tienen igual o hasta mejor calidad que los
que vienen de afuera y los precios son extremadamente menores en comparación.
Ojalá
se sigan haciendo este tipo de eventos para que cada vez crezca más la cultura
de festivales musicales en nuestro país, pero siempre respetando y apreciando
el talento nacional. Aparentemente el Festival Guatemala estará de regreso en
diciembre. Espero poder asistir y que sean más los asistentes.