martes, 7 de agosto de 2012

FUE UN VIERNES MÁS

POR: Javier Bonilla

Era la mañana de un viernes. Nuestro protagonista se despierta como de costumbre a las 5 de la mañana para ir a trabajar. Ese no era un viernes cualquiera. Era el viernes en el que por fin vería a su novia, con la que llevaba 1 año y 3 meses de relación. No la había podido ver en dos semanas por la cantidad de trabajo que ambos habían tenido, además que ambos estaban en finales de la universidad, él de la maestría y ella de la licenciatura. 

Al despertar, gracias a la alarma que ya estaba programada en su celular, se tomó 10 minutos antes de levantarse de su cama para abrir su cuenta de Twitter, lo que se le había transformado en un hábito casi religioso, y leer los titulares mañaneros. La mayoría de los tweets estaban dedicados a una masacre ocurrida en Estados Unidos en una sala de cine durante el estreno de una de las películas más esperadas de la temporada. ¿Qué mente enferma realiza semejante atrocidad?, exclamó en forma de repudio. Se puso su short, t-shirt y tenis para realizar su rutina diaria de ejercicios que consistía en 30 minutos corriendo, 100 abdominables, 50 despechadas y 50 sentadillas. 

Luego de la rutina de ejercicios cocinó su desayuno, preparó el café para él y para su mamá. No había necesidad de preparar más ya que solo ellos dos conformaban el núcleo familiar. Él era hijo único y su padre había muerto cuando él tan solo tenía 10 años. Había batallado durante 8 meses contra un cáncer que al final de cuentas le ganó la batalla. 

Cuando su madre entró en la cocina, el café ya estaba listo. Él estaba por terminar su desayuno y disfrutar de su taza de café mientras veía las noticias. 
- Buenos días mama. 
- Buenos días mijo, ¿qué tal la corrida? 
- Bien, como siempre. Hoy vi menos gente corriendo que de costumbre, como que las chamarras se les pegaron. 
- Hay vos, yo debería de hacer ejercicio, mirame estas lonjas hombre. 
- Ya te dije, salí aunque sea a caminar eso ayuda y dejá de comer tanta cochinada de la calle. Mejor buscate una cafetería donde vendan comida más nutritiva. 
- Me sale más caro. 
- Yo te pago la diferencia. 

El presentador de las noticias interrumpió la conversación entre madre e hijo para dar los pormenores de la masacre ocurrida en la sala de cine durante el estreno de la película en Estados Unidos. 
- ¿Ya escuchaste eso mama? Locos esos gringos vaa. 
- Ay sí mijo, que bueno que aquí no hay de esos locos como allá. 
- No hay de esos pero fácil lo matan a uno en cualquier lado. Ya no puede andar uno tranquilo, siempre hay que estar ojo al Cristo. 
- Ahí si tenés razón, ya ves porqué siempre te hecho la bendición. Para que Diosito te proteja. 
- Tan chula mama, bueno, buen provecho. Me voy a bañar que ya me tengo que ir. 
- Vaya mijo. ¿Vas a venir a comer hoy? 
- Hoy no mama, de la oficina me voy a ir a la casa de mi novia que tenemos ratos de no vernos y vamos ir a cenar. 

Al llegar a la oficina los temas de conversación se centraron en la matanza en la sala de cine. Todos comentaban lo mismo. Algunos recordaron la masacre de Columbine, otros la de Virginia Tech. Algún amante de la mercadotecnia puso en tela de duda el éxito taquillero de dicha película por la “mala propaganda” que esa persona desquiciada le ha dado al filme. Estaban todos en plena tertulia cuando apareció el jefe. Era más que obvio que la conversación había llegado a su fin. Debían ahora ir a sus lugares de trabajo a realizar las labores por las cuales se ganaban el sueldo. 

A la hora del almuerzo nuestro personaje salió a comer con su grupo de amigos de la oficina, como era costumbre los días viernes. Dichos almuerzos no solo servían para saciar el hambre, sino más bien era una especie de terapia grupal. Era un ambiente abierto a cualquier tema de conversación, ya sea de asuntos laborales o personales. También era un buen momento para lanzar uno que otro insulto en contra del jefe, sin que éste se llegara a enterar. 

Uno de los amigos propuso ir en la noche a degustar unas cuantas cervezas, (entiéndase, salirse a colocar una buena borrachera entre colegas). Nuestro personaje fue el primero en negar la propuesta. No le interesaba embriagarse esa noche. Era la noche que vería a su novia luego de un tiempo mínimamente extenso. - Te tienen de un huevo vaa vos. – dijo quien hacía dos meses volvió a frecuentar al grupo de amigos luego de un noviazgo que duró poco más del año y donde la novia le había vetado el derecho de salir con sus amigotes. El tiro le salió por la culata, pues todas las bromas se dirigieron hacia él. 

Finalmente, dieron las cinco de la tarde. Al momento que el reloj marcó las cinco con cinco, nuestro personaje ya estaba adentro de su carro, cambiado y bien perfumado para ir a la casa de su novia. Le tomó una hora y media llegar a su destino. Todo porque alguien tuvo la brillante idea de matar a un piloto sobre la Aguilar Batres, ocasionando largas colas. Ese día había sido un caos total. Colas de carros por todos lados, accidentes, pilotos asesinados, asaltos. Era un viernes más. 

Al fin llegó donde su novia. Se vieron, se besaron, se abrazaron, sonrieron. Entró a la casa. Saludó a la mamá de su novia y conversó con ella. Tenían muy buena relación. Jugaron con su perro. Vieron televisión y hablaron vagamente de sus actividades, tenían suficiente tiempo durante la cena para profundizar en el tema. Luego, ella se fue a cambiar, una hora de espera. Nuestro personaje aprovechó la ocasión para hablar de fútbol con el papá de su novia. Ambos eran aficionados al Municipal y compartían la indignación que la directiva le haya dado un puntapié a Chalito Romero. Finalmente, la novia estaba lista. Les esperaba una rica cena, quizás su última cena juntos. 

Llegaron al restaurante favorito de la novia. Él se había encargado de reservar una mesa con buena vista a la ciudad para darle un toque más romántico a la noche. A su ingreso notaron a un grupo de personas ya un poco pasadas de copas, armando escándalo y pidiendo más licor a gritos. – Esos deplano son narcos – decía la gente al verlos. 

Se sentaron en la mesa y ya les tenían preparada una botella de vino. El mesero le sirvió una copa a cada uno y les prometió regresar luego de un tiempo prudencial para que ellos pudieran tomar la tan difícil decisión de que platillos comer. Estaban leyendo la carta cuando un grupo armado entró al restaurante. El objetivo, los hombres ebrios que habían sido acusados de narcotraficantes. Uno de ellos se percató, desenfundó su pistola y empezó a disparar antes que a ellos les dispararan. Los atacantes eran más y mejor armados y no dudaron en descargar sus fusiles de asalto en cualquier lado que hubiera movimiento. La gente se tiró al piso. Luego de un largo minuto, - se sintió como que si la balacera duró una hora – dijo un mesero a los medios, los disparos cesaron. Los comensales empezaron a salir debajo de las mesas. Hubo quienes ya no pudieron hacerlo. 

Esa noche murieron ocho personas en ese restaurante. Seis de ellos era el grupo de ebrios escandalosos que efectivamente estaban ligados con un grupo de narcotraficantes. Otro de los muertos fue uno de los atacantes. El octavo, nuestro personaje. 

A la mañana siguiente en la primera plana de los medios salió la masacre en el restaurante famoso. Los titulares nombraron ese viernes como el más violento del año. En total, hubo 23 asesinatos en diferentes hechos ese día y 2 cuerpos fueron hallados mutilados. 

Hoy se cumple un año de aquel trágico incidente. En los periódicos se resalta la noticia que cientos de ciudadanos estadounidenses llevaron flores a la sala de cine donde había ocurrido la terrible masacre. En algún medio escrito dicha noticia llegó a primera plana. En ninguno se recordó la jornada violenta en nuestra ciudad de hace un año. Nadie llevó flores al restaurante. 

La tumba de nuestro personaje fue visitada y adornada de flores por su madre. También la visitó su novia, acompañada de su nueva pareja. Llevan dos meses apenas de noviazgo. Ella le llevó flores y él, un tanto celoso por el recuerdo del ex, la consoló en todo momento. El próximo año su madre repetirá el ritual, su novia, ya no.

1 comentario:

gramajowe dijo...

espero una hora el pobre compadre para que saliera la novia jajajjaja cage de risa